Sentimiento dual entre curiosidad y miedo, el extraño nos atrae a la vez que nos genera una necesidad de protegernos ante lo desconocido, reconocer la otredad signidica un abandono del yo entendido como un blindaje, desmoronar la armadura del yo para expandirnos en un "el otro", se abre la existencia a la dinámica del encuentro.
En un fragmento de El laberinto de la Soledad, Octavio Paz redacta: Tan celoso de su intimidad como de la ajena, ni siquiera se atreve a rozar con los ojos al vecino, una mirada puede desencadenar la cólera de esas almas cargadas de electricidad.
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